Hace tiempo, cuando se jugaba el último torneo del año y la temporada terminaba era el momento que los tenistas aprovechaban para descansar, divertirse y dedicarlo a familia y amigos.

Hoy en día, el tenis es tan competitivo a todos los niveles que esas semanas antes del inicio de la siguiente temporada se deben aprovechar para reparar algún detalle técnico y para hacer trabajo físico que permita al tenista regresar en enero en mejor condición física y a otro nivel de juego.

El clásico ejemplo de lo rentable que resulta el trabajo de invierno es Andy Murray, quien los últimos años ha dedicado su tiempo fuera de temporada a trabajo físico en Miami y sólo así pudo finalmente ganar un par de Gran Slams (US Open 2012 y Wimbledon 2013), además de la medalla de oro olímpica en Londres.

Este fenómeno sucede aún a nivel del tenis universitario estadounidense, el blog de deportes de la Universidad Estatal de Arizona reporta que su equipo femenil de tenis ha estado entrenando seis días a la semana desde mediados de septiembre, jugando además en varios torneos de pretemporada bajo el fuerte calor desértico que caracteriza a esa región en preparación para la temporada regular que inicia el 18 de enero de 2014.

Sheila McInerney, la coach del equipo, dice que se ha cosechado lo que se ha sembrado con la mejor temporada en los 30 años en los que ella ha fungido como entrenadora.

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