A partir del 2014, el Abierto MX ya no se jugará sobre arcilla, sino sobre cancha dura para alinearse con los torneos Masters 1000 de Indian Wells y Miami.

Esto tendrá que resultar, de acuerdo a los organizadores del torneo, en atraer a los mejores tenistas del mundo que verán Acapulco como preparación para los importantes torneos estadounidenses. Consecuentemente, esto detonará la venta de boletos y el calibre del torneo.

Actualmente, el Abierto MX está integrado a la Gira Latinoamericana de arcilla que hilvana los torneos de Chile, Argentina, Brasil y México.

Sin embargo, la ATP ha informado que probablemente cambie las fechas de los torneos sudamericanos para el mes de noviembre, tras el fin de temporada.

Esto puede resultar en el "beso de la muerte" para estos eventos que no atraerán a los TOP 100, pues estarán de vacaciones antes del inicio de la siguiente temporada o entrenando para tratar de corregir algún detalle en su juego.

El divorcio de Acapulco del resto de los torneos de Latinoamérica es un reflejo de la ambigüedad que caracteriza a México que, por una parte y desde el punto de vista geográfico, pertenece a Norteamérica como vecino del país más poderoso del mundo; pero que culturalmente es parte de Latinoamérica. Esta bidimensionalidad ha probado ser a lo largo de la historia más un lastre, que una ventana de oportunidad para México.